lunes, 23 de enero de 2012

Una Muerte y la Tormenta


Cantaste una canción de tormentas
el corazón encapotado
henchido y me alimentas
el corazón alado

Ah, la Diosa
mi mundo vibra y explota
su mirada distrae y astuta
de mirada hermosa
hirsuta

Cual un aroma se cuela
en mi alma sincera
la lluvia lenta espera
donde al observar, vuela
mi Círculo

Entre nubes me elevo
poseído por la fragancia
gotas que lavan con elegancia
un espíritu como nuevo

Y exploto como los rayos
siguiendo una canción ardiente
sienten vibrar las hojas
mi espíritu naciente

Rojas llamas rosadas
lloviendo cual mil espadas
llueve la noche solitaria
con paz denuedo y soledad

Méceme encantado
flotando por el éter expando
mis sentidos a tu lado
con viento yo ando
hamacándome las hojas
el latido de un cielo
cayendo de vida
el latido de una tierra
cuya piel es vida

¡Hombres malagradecidos!
hoy la Muerte ha visitado mi morada
recibidla con alegría
nada más bello que la noche
al despuntar el día,
¡y aún más si hay tormenta!
mi corazón hace que yo sienta
un poder primigenio y más allá

Que fluye constante e impasible
para quien lo percibe
en una eterna soledad
recordad la bendición
más grande
entre las bendiciones.


L.

Adiós, compañero, que la tierra te guarde santo refugio, y regreses a su seno victorioso.

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En las cenizas del pasado se hallan las gemas de la Historia