como el mar se retira, breve instante,
de compañía
ficcional
y los amigos agua salada
en lágrimas se enjuagan
vuelto el mar
a sumergirme, orilla,
Soledad, perenne soledad,
no te evapora el sol del amor
ni el tiempo, ni las tareas,
no te ahuyenta el dolor
ni de sangre las mareas
colmado de asesina pasión,
pero ni los astros me acompañan,
sin relente, eres mi compañía jurada,
cuando las musas de mí se adueñan
estás allí, extasiada
en mis sueños y pesadillas,
en mi reflexión de penumbra,
y en el peso de mis rodillas,
te arrastro como mis hombros mi cabeza
abrome paso por esta profunda maleza,
de la que nunca venceré
de los consuelos al pasar bien bebidos
de la compañía, la algarabía,
aquellos instantes perdidos
que vuelven la ausencia más pesada y más profunda
mi única vana esperanza permanece
y persiste la ilusión
de que la Muerte la destroce