viernes, 27 de noviembre de 2020

PARAÍSO ESCUPIDO


 Que ardan todos, hasta el último,

nadie persigue la cooperación,

cazan de sus pares la destrucción,

el competente es peligro, no un aliado,

por algún lugar debe ser, en vida aniquilado.

 Que ardan todos, hasta el último sentiente,

porque son el dolor de toda alma inocente,

que cuando se abre la flor llora y se lastima,

sabiendo que desde el principio la sociedad le tima.


 Hay que lidiar con los deshonestos y los cobardes

una guerra silenciosa, patética y con reglas amañadas,

mejores eran los tiempos donde la devoción levantaba espadas,

y ahogaba en sangre a los que viven de ardides.


 Una guerra, siempre fue nuestra cura,

uniendo los pueblos, discutiendo la figura

bajo pervivir de generaciones

los veranos, de la guerra eran estaciones.

 

 Los tiranos se deponían en largos combates

la injusticia caía por la espada

cortos eran los debates

en tiempos de regla clara.


 Ansío una revolución que aplaste los opresores,

los caprichosos, los cobardes que mandan a otros,

esos primates de trajes y vestidos

de cuerpos patéticos e innobles modales

y una superioridad tan falsa como irreal.


 Lo único real es la carne, y la sangre, 

bajo el velo de los vestidos 

reside la verdad absoluta.


Y ellos, que no la quieren ver,

se las enseñará la Muerte.


 Morte Ascendo.

L.

viernes, 20 de noviembre de 2020

EL EMPERADOR

 


EL EMPERADOR

 Con los vasallos y los súbditos era tan burdo como un león; con los nobles, tan sutil como una melodía frente a la luna llena del invierno.

 Su rugido, sus golpes sobre el amoblado, los hacían temblar como las hojas, pálidos y frágiles igual que sus sueños y deseos. Su mundo se sacudía, ciegos a la existencia de lo que estuviese más allá del Imperio. Sujetos a recibir lo que estaba adentro, del amo y dueño de la potestad imperial. No eran ellos los que se sacudían de miedo, sino sus expectativas, destinados a la muerte, los movía la endeble mentira de la permanencia: la verdad de la impermanencia no podía sostener ningún imperio. Ninguna mentira puede pervivir sin mutarse, o caer. Sólo la verdad es eterna e inmutable, hace su trabajo, y se retira.

 Sus palabras amables, sus canciones, sus risas sinceras, revelaban la aceptación cabal de la mentira al punto de hacerla parte integral de su alma. Frente a los nobles era el más generoso de los anfitriones, el más compañero de los huéspedes, el protector y guardián de su gente. Cualquiera que pisara el palacio un día con los nobles, pensaría que la impasible y fría máquina del imperio tenía un corazón alegre y benevolente. Sutil, pero impermanente, las ideas, los pecados se vuelven fortalezas psíquicas que modelan el mundo y la conducta. El Soberano dispensaba la muerte y la recompensa con liberalidad, asegurándose de que sus nobles pensaran que ellos mismos habían sido artífices de dicha decisión.

 Quien mira los más pequeños detalles, conoce que el consumado pecador construye su obra maligna con precisión, dejando que la paciencia acomode las piezas y alegrándose de sus designios, persiguiendo una idea tan equivocada, que su convicción construye una certeza para apagar sus miedos que no tenían respuesta.

 ¿Por que quién puede decirle al Emperador, a sus vasallos, a sus nobles, los secretos que olvidaron y que sólo las encinas, las ratas, los perros, e incluso los niños si recuerdan?

 Es mucho más lo que existe más allá de las fronteras del Imperio, particularmente porque incluso desconocen mucho sobre lo que existe dentro de él mismo. Oh, ignorantes, cuyo mundo se sacude por tan poco. ¿Qué peor prisión que la que ha construido uno mismo?

 Abrazarse a las gotas de lluvia llorando porque parará el diluvio, es lo mismo que abrazarse a la impermanencia del imperio, creyendo que será eterno.

 Pero el Emperador, y todos los que perseguían aquél espejismo, pretendían que era real con grandes y monumentales obras. Pretendían que era real con la desesperación de los súbditos y la seriedad con la que jugaban sus valiosas vidas por la piedra y el mortero, por la fama y la vana gloria que pronto se olvida.

 Imagina un león que ruge, y el miedo recorre, frío, el estómago y la espina. Pero el león no existe, sólo es un hombre, el cual, debajo de un manto de ideas, y debajo de un manto de tela, está, desnudo, blanco como la leche y débil como un árbol seco. Eso es el Imperio.

viernes, 28 de junio de 2019

CONTEMPLACION

Voz fría, como cuchillos cortante,
Me moría resentimiento rampante
Descargando rayos como frías cuchilladas,
La mentira es una tableta importante
Un falso dios la careta portante
Y el deber la excusa para mentir y enojarse,

Cerraré el grifo de lágrimas y la fuente de mi sangre
Sentaré mi alma en la ventana
Viviré leyendas y fantasías
Mundos de noche aventurosa y preciosos días
Donde siempre florece
Y mi corazón no llora

Hablaré, ¡Oh dioses y filósofos!
Conquistaré con alma noble y florear de estío,
Mundos muertos más vivos que el mío,
Sentaré mi alma en la ventana
Tu voz ya no escucharé
Esa voz como la hoz
Fría y como cuchillo cortante
Que como el grano de arroz
Me hace sentir de importante

Sentaré mi alma en la ventana
Y una noche rogaré perdón
Por desperdiciar en la ventana una vida
El regalo y el don,
Pero quién pueda encontrar
 Camino en la maleza del dolor
El desierto de soledad,
Y el abismo de la prisión
De acero, concreto y pura distracción

Sin amor no hay nada, sin amor no hay vida,
Sentar en la ventana detiene mi partida,
Viniendo sigue la muerte, de mano carcomida,
El tiempo pasa, su promesa inalterable,
El fin del dolor, de sentirse miserable

Por eso,
Sentaré mi alma en la ventana
Frente a bosques brillantes como espejismos
Detrás de los vidrios el abismo
Me mira, por mí mirado,
Mi corazón así arrobado
Duerme y la muerte espera

lunes, 29 de abril de 2019

SIN FIN




Que la luz del sol le traiga mis palabras
Harán que tu corazón abras 
Como la flor
No existe el dolor
Para la amada de un poeta


Mis brazos son el estanque quieto
Donde retazos de pensamiento inquieto
Reposarán como el nenúfar
Disueltos en mi agua clara


No me atrevo a llamar siesta o sueño
Al descanso solitario
Donde no es mi dueño
su perfume suave y pasionario


Otoño puede ser ahora
Para la triste y somnolienta flora,
Este poeta escribiendo es la cigarra sin penas
Llevando el verano ardiente y el amor en sus venas


Huya entonces, como las jóvenes atenienses del laberinto
Más allá de ríos y corrientes
Nuestras almas dolientes
Juntas no sufren el cinto


Encontrará mis labios como la ambrosía
Y por el don de ese hechizo
En usted la noche será día
Y sabrá lo que siempre quiso


He visto de Lampades la antorcha
En sus ojos dulce perdición,
Condeneme, lo ruego, con su blanco vestido,
Ateme, al vidrio molido,
A revolcarme en los trozos de su corazón partido,
Que mi sangre roja y dichosa
Es digna de llevar su fama orgullosa
Arda el fuego, encienda la lumbre,
Porque incluso Dios llega
Como el ladrón en la madrugada


Le juro por mis manos que nombrará a Dios
Cual si fuere una condenada
Con una sonrisa en sus labios
Eléctrica su piel acariciada


L.

sábado, 8 de diciembre de 2018

ÁNGEL DE FUEGO


Mira mis palabras arar esta noche de prima vera
deseo cabalgar al costado de Genghis Khan
destructor de universos
salvador de mundos

Hasta mis codos bañados de sangre
estómago salvaje de hambre
derribando cuanto más alto se grita
estandartes de gloria invicta

Como fue prometido,
escucho el aullido escalofriante del lobo
en mi corazón ennegrecido,
yo era puro de esencia y modo,
de luminosa presencia
y juiciosa distinción

No puede existir la misericordia,
habré de apurar copiosos sentimientos
desbordados y ahogados,
bajo un océano de furia,
dotado y abarrotado de flotantes hielos
negros como el rencor y afilados como el odio

Me matan y regreso
continuo es el progreso
hacia un eterno declive
gloriando la muerte que vive,
peno y rezo por contener un día más
¡Las rojas marejadas de la sed eterna!

Que propiciada por la ciega balanza
ruega lavar el honor con los ríos del tártaro,
en mí convive el grito del bárbaro
con el silencio de la parca,
cuando mío enfrente veo un garca
de celestes ojos e hipócrita sonrisa

Solo pienso en esa risa
que sucede son sonrisa,
en ese exorcismo
donde la negrura más cerrada y fría
abandona el cuerpo tras una carnicería.

L.