viernes, 28 de junio de 2019

CONTEMPLACION

Voz fría, como cuchillos cortante,
Me moría resentimiento rampante
Descargando rayos como frías cuchilladas,
La mentira es una tableta importante
Un falso dios la careta portante
Y el deber la excusa para mentir y enojarse,

Cerraré el grifo de lágrimas y la fuente de mi sangre
Sentaré mi alma en la ventana
Viviré leyendas y fantasías
Mundos de noche aventurosa y preciosos días
Donde siempre florece
Y mi corazón no llora

Hablaré, ¡Oh dioses y filósofos!
Conquistaré con alma noble y florear de estío,
Mundos muertos más vivos que el mío,
Sentaré mi alma en la ventana
Tu voz ya no escucharé
Esa voz como la hoz
Fría y como cuchillo cortante
Que como el grano de arroz
Me hace sentir de importante

Sentaré mi alma en la ventana
Y una noche rogaré perdón
Por desperdiciar en la ventana una vida
El regalo y el don,
Pero quién pueda encontrar
 Camino en la maleza del dolor
El desierto de soledad,
Y el abismo de la prisión
De acero, concreto y pura distracción

Sin amor no hay nada, sin amor no hay vida,
Sentar en la ventana detiene mi partida,
Viniendo sigue la muerte, de mano carcomida,
El tiempo pasa, su promesa inalterable,
El fin del dolor, de sentirse miserable

Por eso,
Sentaré mi alma en la ventana
Frente a bosques brillantes como espejismos
Detrás de los vidrios el abismo
Me mira, por mí mirado,
Mi corazón así arrobado
Duerme y la muerte espera

lunes, 29 de abril de 2019

SIN FIN




Que la luz del sol le traiga mis palabras
Harán que tu corazón abras 
Como la flor
No existe el dolor
Para la amada de un poeta


Mis brazos son el estanque quieto
Donde retazos de pensamiento inquieto
Reposarán como el nenúfar
Disueltos en mi agua clara


No me atrevo a llamar siesta o sueño
Al descanso solitario
Donde no es mi dueño
su perfume suave y pasionario


Otoño puede ser ahora
Para la triste y somnolienta flora,
Este poeta escribiendo es la cigarra sin penas
Llevando el verano ardiente y el amor en sus venas


Huya entonces, como las jóvenes atenienses del laberinto
Más allá de ríos y corrientes
Nuestras almas dolientes
Juntas no sufren el cinto


Encontrará mis labios como la ambrosía
Y por el don de ese hechizo
En usted la noche será día
Y sabrá lo que siempre quiso


He visto de Lampades la antorcha
En sus ojos dulce perdición,
Condeneme, lo ruego, con su blanco vestido,
Ateme, al vidrio molido,
A revolcarme en los trozos de su corazón partido,
Que mi sangre roja y dichosa
Es digna de llevar su fama orgullosa
Arda el fuego, encienda la lumbre,
Porque incluso Dios llega
Como el ladrón en la madrugada


Le juro por mis manos que nombrará a Dios
Cual si fuere una condenada
Con una sonrisa en sus labios
Eléctrica su piel acariciada


L.