miércoles, 11 de enero de 2012


Sólo quisiera volver a abrazar, aquella suavidad, de tu piel y tu cabello, que antecede lo más sagrado del Amor.

Como si cada célula y filamento, llamara a la sagrada unión de las almas en armonía con los cuerpos, como si la propia piel exhudara esa suavidad llamando con ansía, exhortando con pureza de corazón, a andar por el divino camino.

Camino sagrado como antiguo, escrito por todas las partes de nuestro ser, que al estrecharnos nos une, para no separarnos jamás.

Así es cuando se posa tu rostro en mi pecho, y yo me siento tocado por un Sol que no quema. Así es como me transporta tu cabello entre mis finos dedos.

Como un árbol danzando sus hojas en una tormenta de agua, vida y felicidad, mi vida se humedece y fluye con tu amor.

El absoluto se vuelve infinito, si posamos nuestros labios, mi pecho se acelera y mi alma se agita en su vehículo terrenal.

Esta dulce prisión, que llamamos cuerpo, torpemente me permite expresar, aún con las altas artes que he aprendido para amar, la pasión que me incita a sacudir mi envoltura mortal, y abrazarte en mi forma más esencial, hasta que seamos finalmente Uno.

El amor es completo, aún al más sutil contacto...cual un viento astral mi alma, vuela tan solo, con un toque de tus dedos...

Y ningún Olvido puede borrar tus ojos, ni las sensaciones de mi corazón. Ningún acto del tiempo puede borrar la música de tus palabras, vibrando las fibras que nutren mi espíritu...Y con esa vibración armoniosa, como la música que es tu voz, éste, mi espíritu, se enciende hasta los límites del Universo.

Y por un instante, sueño que soy uno sólo contigo, y que las galaxias encuentran cabida entre los latidos de mi pecho, que tan grande soy, que es pequeño el Universo.

Te amo.


L.

Puri sermonis amator

No hay comentarios:

Publicar un comentario

En las cenizas del pasado se hallan las gemas de la Historia