lunes, 6 de mayo de 2013

SEIS


I

Palabras fantasmas,
desprecio escondido...

Nadie responde
cuando tú hablas...

No habrá quién te recuerde,
salvo para el menosprecio;
errores no cometas
porque el primero podría
ser el último
y la expulsión segura...

El odio se yergue
con mucho poder,
sólo serás escuchado
cuando alguien
saque provecho de ello...


II

Esa es la verdad del amor hoy conocido,
una relación comercial
con ganancias superando costos
de oxígeno, aliento, palabras
y electricidad neuronal

La gentileza simpática,
ha sido muerta por el paso 
de los tiempos modernos;
sólo se es gentil por interés,
miedo,
o, mejor aún,
no se da nada a aquellos
considerados "inferiores".

Es vieja pero sabia,
costumbre aquella
de tratar humilde, pero noble,
sincero pero educado,
desde el rey hasta el campesino,
beban sea agua, sea vino,
sea nada,
mejor ser bueno, de alegre mirada,
pues ya han habido artilleros
que han sido Emperadores.


III

Qué precioso,
qué raro,
más que los diamantes
y los gases de planetas
muy lejanos;
más extraño, inusual
que ver un milagro 
o una estrella estallar...

Es el refugio verdadero
una confianza amorosa
una familia sin asperezas
(sea de sangre o no)
pero sea 
de alma
Hermanos amigos
u amigos hermanos

Un pensar profundo
antes de los juicios;
¡Oh qué imposible!
todo lo crucifican de inmediato
sin piedad alguna
sin pensarlo un rato.


IV

Abrir el corazón es tan difícil
y tan poderoso,
no lo comprenden, ni lo piensan,
prefieren la dispersión,
la indiferencia,
y aparentar una apertura,
falsa e impotente
para sacar ganancia
y satisfacerse a su conveniencia...

De mi dolor nace mi locura,
mis deseos de huir
de lo imposible escapar...

De mi dolor ha brotado odio,
odio y descontrol;
todo porque
por más que quiero no hacerlo,
no puedo dejar de cabalgar
contra el viento del amor
en mi alma.

He deseado la muerte,
no pertenezco
a este mundo,
no fui hecho, no pertenezco.


V

¿No puedes liberarme?
Oh, sí,
lo sé...
si algo te doy a cambio,
entonces
¿Qué libertad habré alcanzado?

Sólo dejar el mundo mismo
permitiría un escape certero,
pues no hay lugar de toda la tierra
donde escapar del fatal odio
del fatal egoísmo,
de la persecución
la expropiación
la explotación
la indiferencia,
el desprecio,
el engaño,
la falsa amistad,
y, por último,
la traición.


VII

Tanto hablan,
de un lado y del otro,
que ellos son justos
que ellos saben el bien.

Y filosofan sobre ello
escriben,
creyéndose eruditos.
¿Pero qué hacen por el bien?
aparte de cotorrear eternamente,
y estar de acuerdo,
(no de palabras sino
de hechos...)
del lado del fatal egoísmo,
sois devotos de la indiferencia,
sacerdotes del desprecio,
fanáticos de la traición
en nombre de vuestra
conveniencia sagrada

En el fondo,
dejaís que el mundo arda,
y que las víctimas
 se consuman...
´ Mientras hablan y hablan
bellas palabras y sueños,
 debates de niños
mientras pecan, ¡Mírales!
contra sus propios ideales... ´


L.