miércoles, 8 de mayo de 2013

LA HUMANIDAD


Monstruo profundo y silencioso
que mi dolor ha dado a luz
lágrimas del espíritu licencioso
sangrante de pus.

Acudiste a mi llamada lastimera
y a mi sonrisa afilada de banquetes,
no hay vendas ni torniquetes
que de mí te mantengan fuera.

Elegiste la muerte y la sombra
cual el tejido de la Alhambra
la luna revela tu alma oscurecida
tus lágrimas invisibles
tu voluntad escondida.

Entre furores irrisibles
te volviste agua del Leteo
sobre la que mi veneno bebo
cerrando mis ojos a Febo
cazo la blasfemia coronada
por los sudores de una madrugada
siniestra para mi imaginación.

Ahogar las esperanzas de toda una nación
disfrazar de esperanza todo cuanto se toca,
el corazón más duro que la roca
empernado por absenta y droga,
bien mereceís la sublime soga
la salvación de un pueblo sobre tu cuello.

He decidido olvidarme de lo bello
partido mi cielo, celebrado mi infierno,
volaré más allá de Paris y de Salerno,
allende los confines del oriente lejano,
a un rincón donde lo oscuro y lo insano
reinan en dos plantas de una prisión improvisada.

Cielo frío de una prisión
siniestra como la peste,
una selva salvaje y agreste
en la ciénaga de un loco corazón.

Sin luz y sin ventanas,
sin nieves ni solanas, 
prisioneras para satisfacer la perversión
de un hombro loco producto de una nación
de pecadores.

Has dado a luz grandes inventores,
gobernadores y guerreros conquistadores,
el gaucho ha sabido escuchar al campo
como a Dios ha escuchado el santo,
y la sombra perversa del presente
dibujada entre las líneas de tu frente
y en el brillo acerado de tu sonrisa,
baila las viejas glorias como si ayer
tu virtud las viviera en la brisa.

¡Qué juego tan cómico!
llamarse parte de un pasado glorioso
creerse dueño de lo hermoso
Dios ha de ser tan irónico...

¿De qué futuro crees tener propiedad?
a nadie pertenece la eternidad,
ni menos a la ciencia orgullosa
de los hombres.

Conquistadla...

La última broma será la más graciosa.

L.