martes, 14 de mayo de 2013

AICIRTAP


Dioses del profundo océano:
mi corazón negro ébano
se ha vuelto tras la tortura,
la hipocresía se cree pura
y digna de alabanza egipcia...
 
Las almas sacrificia
en un dolor lento y malicioso,
cruje en las fauces de un oso
el hueso de mi dicha,
grito y canto mi desdicha,
en la noche como un espectro,
fulgor silencioso e indirecto
cuyo llanto rechina de maldad
 
La desesperación resbala
los brazos caen
mis ojos mueren
garganta de mandala
 
Río negro de cansancio
amargura negra y pesada,
en tí me escancio
de un humor fúnebre
 
Susurro lúgubre
siniestro en mi cama
nada me ama
más allá de lo útil
 
Felicidad cosa fútil
en la mente ajena,
sólo siembra pena
para cosechar su alegría,
arrancan mi sol de mi día
volviendo cenizas mi ángel
 
Velas bordó de Tintagel,
sueños de filtros y alquimia,
bailes de máscaras y vendimia
de una mentira que me sostiene
 
Tu alma me sostiene
en el rutinario potro diurno,
mi humor taciturno 
provoca tu rabia y tu tortura;
me darías la locura
quebrarme en tu beneficio;
tu deshonestidad el maleficio
cuya perversidad te enriquece
mi cielo arde y perece
en nombre de tu molicie;
Eurídice que no me amas,
Orfeo involuntario de tu Hades
víctima de tus maldades
 
Tan pergreñadas como precisas,
tan hipócrita como tus sonrisas,
cuya hinchada vela es testimonio
de tu odio gratuito y tu demonio,
cuya esencia te alimenta. 

L.