Con quien ignora su propia natura,
Su felicidad impura
Se sostiene de la discordia
Se alimenta sin cesar
Bestia banal desgraciada
De detrito alimentada
Sino consume ha de fallar
Venid como la Muerte, suave,
Con un canto de dulzura
Con la intención pura
Cual nocturna ave
¡Venid cual el rugiente río!
¡Traed vuestro ardor impío,
Oh hermosa,
Con tu pasión ardorosa, revienta mi hastío!
L.
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