lunes, 18 de noviembre de 2013

FLOR NOCTURNA



Mi noche eterna, cobertora y fría,
liberadora de los calores del día
y la desgracia del ocupado sumiso,
ningún dios jamás quiso
que el Género torturase el Género,
ni que le transite cual paseo por el Ténaro
sin jamás franquear el Leteo bendito
más que a tragos amargos de un falso Río del Olvido,
tan permitido como maldito,
cocaína, trago del instinto y el sentido,
placeres desmedidos, vía de escape sin escapar
desesperación ilimitada y nunca más amar...

Mi noche, regresa a mí, y no te vayas,
que mis ojos se cierran y te adoran,
eres el sol de mis pupilas cansadas,
la inspiración de un Camus o un Ciaoran,

Mi noche repleta de sueños, de lo que vive sin fecha,
¡es que el día me acerca a la muerte que galopa!
en los tiempos de Apolo de certera flecha
la vida diurna no hacía muñecos de estopa,
sino que los cazadores Arcadios abatían bestias y bayas por igual
conocían los frutos dulces y la flor del nogal,
árbol amado por Dionisio, el egófago exaltado
Señor de verdades profundas, por último cantadas en una bulería,

En cambio la noche me acerca a los labios de Su Ambrosía,
la luna repone el pozo de mi sabiduría
y con cerrados ojos visito el Jardín de Mil Destellos
donde cuya cascada son Sus Cabellos,
y las flores Sus Poemas,
cada tallo es un verso que los pétalos cantan
allí esfuman mis penas
entre historias que cuentan
Thalía, la siempre alegre, morando en Tu Sonrisa,
Calipso, misteriosa y nocturna
que guarda los caminos de mis sueños
a cuyo final resides, en una noche diurna,

Dos te llaman sus dueños,
otros tantos te sueñan en dominio,
más en mi Jardín te veo, abarcando la Gea misma,
mi corazón es una marisma
que tus ojos calman y encienden cual un farol
para surgir de las profundidades, lento como un caracol,
tras un cuarto de vida, en ignominia,
misterio y desidia,
esta alma que te clama
este desierto que te añora,
dime ahora, Mi Dama,
dama ínclita, Diosa y Señora,
trágate este Apolo moderno y decadente,
¡dame una noche eterna!
y yo te entrego, sin pecado, ¡mi cielo ardiente!

Seré tuyo en cada beso como gota
que resbalando por mi alma seca,
esta revive y por doquier brota,
y el Jardín será la Meca
donde la roca negra, rodeada de estas flores místicas,
al tocarla asesine los pecados,
el canto de nuestras formas artísticas
nos hará inmortales en estas fecundas flores
cuyo elixir olvida los dolores
volviendo brisa fresca
cada instante de tus brazos
y cada uno de los trazos

que me acercan a Tí.



L.