
señor de las tormentas de iones
rugidor de corazones
cabalgante celestial benigno
armado de furia y benevolencia
Arriáme hasta que sea un libertino
un viento libre y peregrino
adoratriz de la vida y el amor,
caminando entre el cielo y el dolor
mi mente desmigaja a colores
Despertados los rencores
a mis fuerzas impulsan,
son un fuego imposible
un canto marcial
resonando mis carnes
Danzarín de los vientos
cazador y seductor,
tejedor de sentimientos,
aburrido creador
Hecho fui, trovador
y errante,
así como inútil para todo resta
caminante yerrante
excepto del amor,
Soy un hijo de Cipris
la más poderosa del Universo
De que sirve el poeta al mundo
si no está muerto, sin embargo...
excepto para que la seducción
destruya vidas, imperios y dignidades
Ay, el camino de la renovación
siempre requiere de los denostados
agentes del dolor...
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