domingo, 3 de marzo de 2013


 Una mañana como esta, cuando finalmente estabas calmado de tanto guerrear contra todos. Cuando sólo estaba yo para verte ahí, bajabas tus armas y me hablabas con gentileza.

  Tu espíritu pudo notar que yo iba por tu mismo sendero, aunque marchara con tus enemigos y siempre haya luchado contra tí sin descanso.

 Maestro, gracias por enseñarme el camino Rojo, el camino de la Muerte Florida.

 Sin mi maestro no sería nada. 


 L.