En sus ojos creo ver
L.
¨Un hombre alcanza la Santidad cuando logra reconciliar lo divino con lo demoníaco. Uniendo todos los mundos que el Creador le ha dado, y que conforman la Naturaleza Interior. Es por eso que el más íntimo supuesto pecado; la sexualidad rampante; la violencia de la bestia que habita en nosotros; el llamado del ángel cuyas alas adornan nuestras espaldas; son todas partes diferentes de Aquél que nos hizo, a Su Imagen y Semejanza¨.
Tú que infundes al proscrito esa mirada serena y altiva
Que en torno al cadalso condena a un pueblo entero,
Tú que, para consolar al hombre débil que sufre,
Nos enseñas a mezclar salitre con azufre,
Mi pobre Musa, ¡ah! ¿Qué tienes, pues, esta mañana?
Tus ojos vacíos están colmados de visiones nocturnas,
Y veo una y otra vez reflejados sobre tu tez
La locura y el horror, fríos y taciturnos.
Necesitas, para ganar tu pan de cada día,
Como un monaguillo, manejar el incensario,
Entonar Te Deum en el que nada crees,
O, saltimbanqui en ayunas, desplegar tus encantos
Y tu risa humedecida de lágrimas invisibles,
Para dilatar las carcajadas de la vulgaridad.