viernes, 11 de enero de 2013

SIERPE DEL INFIERNO




En sus ojos creo ver
todo cuanto odio,
seca babosa en sodio
de torpe, cruel parecer.

Sonrisa cual colmillos,
serpiente iracunda;
calculados cuchillos
sangre que me inunda...

Fresca lamida
al pie presuroso,
cálido servicio regente
al alma diligente,
¡da un paso de tropiezo!
te recuerdo:
el veneno es espeso
y la mordida traicionera.

Ni obra buena
sin castigo,
ni pena
sin testigo
riendo sin sonrisa.

¡Estarías más seguro en tu tumba!
en tu mortecino descanso
no hay poder mortal
capaz de
mancillarte.

Refrescante río
que envuelve, que acuna,
que apaga.


aut viam inveniam aut faciam 


L.