viernes, 15 de mayo de 2009

15/5/2009


Yo soy un sueño
en el ocaso,
sin señor ni dueño
de todo escaso;

Soy la llama que se apaga
¡Ay fuego de la discordia!
no hay consuelo en este mundo
porque es de los adinerados.

Lo que, intocados por las ocho
tienen el privilegio,
y lo desperdician;

Se apaga el adagio
se muere en otras extras,
se hunde en rutinas diarias,
¡Es el alma la que se pudre!
mientras va cantando
la sonata de su alienación
y el eterno contralto
de su muerte final.


L.



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