domingo, 30 de diciembre de 2007

De Orgías y Jarrones



Allí estaba como mirando el Abismo
con un gemido teñido de Olvido;
su único consuelo, el egoísmo,
abierto su velo, y convido,
de carne, placer y frivolidad.

Era una puta, pero no cobraba,
era una bailarina, pero no bailaba;
le decían bruja, pero no conocía de magia,
salvo la del vientre y la coprofagia.

Sabía de mucho, pero de nada,
despreciaba filósofos, historiadores y exploradores,
solo valía la punta de una espada
o una lanza
penetrando
y acabando
con Baco.

Búrlabase de Efesto
y humillábasele como el resto
de las ondinas, sílfides de orgías,
al igual que Venus
y al igual que Marte;
atrapados como traidores aparte
célebres de la apariencia
repletos de vacío.

Hundíase en un río
vestida ante Apolo,
desnuda por las noches,
asesina de imaginación
imaginación cultivada por el misterio
de ropajes
ella no posee.

En el mundo sobran mujeres como ella;
mujeres como ella que les llueven alabanzas,
pero ninguna de ellas abriga esperanzas,
cuando su carne decaiga a ellas vendrá el Olvido
con sus ojos hundidos y sus brazos podridos
y las abrazará y les dirá:
¨Queridas mías
os daré lo mejor de mis noches
y os calentaré durante los días;
pues ya nadie os quiere cerca, dais espina,
otras Venus han tomado el baile
y a vosotros os han dejado la cocina¨.

Así morirán hinchadas de hijos
sin un alma para volverse inmortales
recordadas solo en jarrones y acertijos
y prontas a ser olvidadas de nuevo como tales:
jarrones vacíos sin ninguna historia;
Bellos, sin duda, pero sin historia.




L.



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