martes, 9 de diciembre de 2008



Sonetos de melancolía
dulce y tierno respeto,
la tormenta noche y día
esparce trueno y epíteto.
Y mientras se levanta viento,
sabor a mar,
olor a mar,
amar te es todo lo que siento.

Como un rayo veraniego
ilumina el cielo sonriente
y la tierra refrescada,
iluminaste este corazón ardiente
por tu amor, ¡y por mi espada!

A perder me niego
esta sensación que me sacude
desde la más íntima de mis profundidades,
esta tormenta nuestro amor alude
y mis ojos son víctimas de tus beldades.

Despegarlos no puedo de tu forma graciosa
quizás habré de desgastarlos

contemplándote, ¡Hermosa!
¡Nada quisiese más que fueses mi esposa!

los bosques, los lobos, los mirlos,
nos llaman junto a las flores,
¡Se aman! el sátiro y la ninfa,
dicen las bestias, las plantas, el cielo y los lagos,

hasta en la ciudad escucho sus ruegos,
¡Que me hacen hervir la linfa!

Y nos llaman a nosotros,

en cuerpo, y en alma,
para compartir los frutos sagrados del Amor.

En el azulado bosque
lejos el ruido, el agobio, el dolor.
Sólo nosotros,
la luna

los árboles
las hadas
el viento

y los aromas nocturnos,
hasta las flores se vistieron
con sus esencias de gala:
Llegó la lluvia

llegamos nosotros,

Nuestro amor,
una tormenta.



L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario